Mercerreyas

Chiapas, belleza natural

Lunes, 10 de octubre de 2016

Chiapas

Chiapas

Los encantos naturales de Chiapas.

Siempre he afirmado que, tras visitar las cataratas de Iguazú, el resto de cascadas del mundo deben palidecer ante la magnificencia atronadora de aquéllas. Pero hay veces en que, no sé muy bien si por memoria escasa o realidad tozuda, uno se topa de bruces con espectáculos como el que surge de las entrañas de la tupida selva chiapaneca y se pone a dudar. La cascada de El Chiflón es un lugar maravilloso, acentuado por la torrentera propia de época post-lluvias, que invita a dejarse seducir por la naturaleza más salvaje y arrebatadora. Luego, como convidado pobre al banquete del marqués, los lagos de Montebello solo regalan un breve puñado de panorámicas que hagan de postre a lo vivido unas horas antes. En el fondo da igual, es tal la profundidad y magnitud de los encantos naturales de Chiapas que todo alrededor se hace un decorado de verdor infinito, de magia en su estado más puro.
Y no solo eso porque el eco de la historia también encuentra muchas de sus oquedades en esta tierra, de tal modo que, asumiendo que esto (felizmente) no para y que las pilas vuelven a rebosar, mañana tiraremos de transporte local (¡ya era hora!) para acercarnos a Ocosingo y desde allí, a apenas diez kilómetros, descubrir la que quizás sea la penúltima maravilla maya rescatada de la jungla: el yacimiento arqueológico de Toniná.
¿Y de escribir, qué?, pues eso me pregunto yo cada vez que pillo un asiento o una cama y antes de chascar los dedos ni alcanzo a imaginar de qué modo podré teclear algo, toda vez que se me caen los párpados a plomo de grueso calibre. De conciencia recobrada, suspiro y no miento si afirmo que confío en que tanto en Cozumel como en La Habana podré, al fin, rematar esos tres o cuatro textos que faltan para el próximo libro.
Enlace al reportaje grafico.