Día 70: Vang Vieng

a decía que lo de Vang Vieng no debía dar juego para mucho y así prometía a primera hora de la tarde. Simplemente han cambiado a occidentales borrachos por orientales no menos frenéticos. Entre el río y un par de charcas andan fozando todos allí, pero aún quedan sitios donde cogerle las vueltas al lugar, llámense cuevas o miradores. No soy muy partidario de alquilar motos pero aquí es una obligación para escapar de la porquería de pueblo que, de no ser por las soberbias panorámicas cársticas (tremendo tute subir a la montaña que nos ha dejado baldados, que diría mi padre), no pasaría de decepción mayúscula. Mañana rumbo a Luang Prabang y, la mejor noticia del día, parece que hay una carretera nueva que acorta el tiempo a la mitad, de ocho a cuatro horas. Salimos a las siete, y porque no hay a las cinco… Vamos, que tampoco es que sea esto el infierno, es solo que el Benidorm lao no casa con nuestras apetencias.