Sábado, 17 de mayo de 2014
Así pues último tour en Atacama por las lagunas altiplánicas (el Salar de Tara lo vimos al venir desde Argentina y tenía mucho en común con los paisajes de Jujuy, así que ni nos molestamos en hacerlo en tour)… perdón, penúltimo tour porque esta tarde toca el maravilloso tour al Valle de la Siesta donde veremos el cañón de los sueños y la quebrada de «hurra que nos vamos». Y todo gracias a las horas de ronquidos hipotecadas (jodidas horas intempestivas de las excursiones) y a la riquísima botella de vino chileño que nos hemos trincado, una de las pocas cosas que son baratas en Atacama: el vino nacional en las botillerías o tiendas de expendio de alcohol. Cojonudo, oiga. Mañana rumbo a Bolivia vía Uyuni.
P.S. Gracias por el comentario, Maxi. Bienvenido al blog. Coincido en que a veces es necesario una visión foránea para captar algunas cosas que, por ser autóctono, se escapan o se interpretan de otra manera. En todo caso éste, como decía el buen amigo Robert, pretende ser un blog de viajero y no de viajes; es por ello que me gusta reflejar circunstancias que me arañan la conciencia o el corazón aunque, como siempre que viajo acompañado, se hace difícil prestar la atención necesaria a todo lo que nos rodea. Decían Theroux y algún otro que la única forma de viajar (al menos la más pura) es hacerlo en solitario porque ello te obliga a poner los cinco sentidos en lo que te envuelve, sin interferencias. Doy fe porque es verdad, sé que hubiera conocido un Atacama distinto, mejor o peor, viajando solo y, sin duda, hubiera tenido tiempo de sobra para reflejarlo en textos.
