Mercerreyas

¿Por qué Brasil?

Domingo, 29 de marzo de 2015

Brasil

 

 

Con todos los vuelos internos ya reservados y la ruta finiquitada, os dejo un mapa con la misma detallada. Solo incluir un pequeño cambio en Bahía, donde vamos a hacer una visita rápida a Salvador y, de seguido, sacrificaremos los tres días que teníamos destinados a playa por llegarnos a la Chapada Diamantina, un lugar del que tengo escuchadas cosas muy positivas y que, además, en bus está relativamente cerca de Salvador si tenemos en cuenta lo estratosférico de cualquier desplazamiento en un sitio de las dimensiones de Brasil. El resto queda como se adivinaba en la anterior entrada: Sao Luís y los lençois, Ouro Preto y pueblos coloniales de Minas Gerais, cataratas de Iguazú desde ambos lados -brasileño y argentino- y por último, tal que remate lógico, Río de Janeiro.
¿Por qué Brasil? Pues porque, entre otras cosas, uno de los factores que más valoro a la hora de decidir un destino es saber cómo anda la economía local en relación a nuestra moneda. En ese sentido, si bien es cierto que el desplome del euro es una noticia pésima a la hora de planificar un viaje, no lo es menos que hay países donde esta circunstancia se mitiga un poco si la moneda local también anda de capa caída. Viajar a sitios no baratos, pero sí con una notable relación calidad-precio en el momento de partir es otra de esas muchísimas cosas que aprendí de mi madre. Actualmente uno de estos lugares es Japón, y otro es el mismo Brasil donde el euro tiene un cambio mucho más favorable que el que tenía en 2013. De cambiar a dos y medio hemos pasado a cambiar en torno a tres y medio. También es innegable que el país carioca está sufriendo una inflación brutal, pero los vuelos internos siguen siendo una bendición por su precio y lo poco que tenía mirado de hostales se me hacía bastante más económico que lo que vivimos hace ya dos años. Partiendo de esta base económica y del deseo que tenía de regresar (siempre la mayor motivación), el ver unos vuelos intercontinentales baratos fue el empujón definitivo.
He citado a Japón anteriormente y, tras lo dicho, es bastante obvio hacia dónde tendré encaminadas mis ilusiones los próximos meses toda vez que Kioto, Japón por extensión, es otro de esos lugares en los que me dejé unas cuantas cosas por visitar y contar. Asimismo, si sumamos lo cerca que queda China y que el imparable ascenso del yuan lo va a convertir en un país poco amistoso de bolsillos con poco fondo de aquí a escasos años, pues no queda mucho más por añadir si os descubro qué dos destinos son los que con más fuerza asoman por mi horizonte…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.