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Patagonia, consideraciones posteriores

Lunes, 30 de abril de 2018

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Patagonia, consideraciones posteriores

Como tocan tres horas de en el aeropuerto de Santiago antes de volar a Lima, la ocasión se presenta inmejorable para puntualizar muchas de esas percepciones y afirmaciones que he ido realizando los días previos. Saber, en resumen, qué esperaba de Patagonia y con qué me he encontrado.
Es cierto que ya venía con la idea de que esto iba a ser caro, pero que bmerecía la pena. La inflación argentina y solidez económica de Chile presagiaban un viaje de rascarse el bolsillo, pero lo que nadie me había dicho, y lo he aprendido sobre la marcha, es que caro no es lo mismo que absurdo. Y me explico poco a poco, por partes…
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1. Alojamiento:

Por suerte hay de todo, y viajando fuera de temporada alta es posible encontrar hostales por veinte o treinta euros en Argentina. En Chile es más caro, idéntica calidad (o falta de ella) pero más caro del orden de un treinta por ciento. Dormir en Patagonia sin dejarse todo el presupuesto es posible… siempre que te adaptes, claro. Si tu límite inferior son tres estrellas, procura ampliar los límites de la Visa Oro antes de venir. Lo necesitarás. 
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2. Transporte:

El transporte terrestre no es caro, es un poco más barato en Argentina pero no es caro. Pagar quince euros por tres horas de bus, o poco más por cinco, entra dentro de lo normal. Y más si se comprueba que el precio de la gasolina y gasoil en ambos es más barato que en España. En el caso del avión es una bendición la presencia de compañías de bajo coste chilenas (Sky en nuestro caso) porque en Argentina esto aún es monopolio denunciable entre Aerolíneas Argentinas y Lan, aunque empiezan asomar compañías baratas como Bondi o Andes. 
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3. Comida:

Caro en Argentina, ridículo en Chile. Digo caro en Argentina porque un plato te puede costar quince euros, no un menú, un plato. Pero es un señor plato bien presentado y mejor cocinado. La cerveza argentina es relativamente cara pero de calidad, especialmente algunas de esas cervezas artesanales que ahora afloran como setas. En Chile es un atraco. No puede costar quince euros un filete mal cocinado, sin acompañamiento ni nada, pelado. Eso no es caro, es una broma. La cerveza es ridícula, de cuatro euros no baja el botellín, y el vino, que es cojonudo y regalado en el supermercado, se infla un cuatrocientos por cien en restaurantes. Imagina una botella de vino de Rioja, Coto, por ejemplo, que vale cinco en el supermercado y diez-doce en restaurante. Eso es lógico, cargar un cien por cien, o incluso un poco más, es lógico.
Cargar un cuatrocientos es una estafa. Así de claro. Como siempre, hay excepciones si husmeas por aquí y por allí, y en Chile hemos comido por siete euros de menú del día y tomado pintas de cerveza por tres euros y medio, pero no es lo normal. Honestamente, Argentina es caro pero una delicia para comer, Chile es una farsa, y todo lo que no sea que te recomiende que vayas al supermercado a aprovisionarte como mejor y casi única opción me pondría rojo de vergüenza. Si vas de restaurante prepárate para palmar no menos de veinte pavos y saldrás con hambre. ¿La razón de estos precios? Lo increíble es que nadie sabe por qué es así. Y, para más inri, chequeas precios y ves que un saco de veinticinco kilos de patatas vale siete euros, menos que en España. Lo mismo con berenjenas y otros muchos productos. Japón es caro porque apenas produce, pero Chile produce mucho y lo vende a millón. Es ridículo. 

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4. Excursiones:

Es un hecho constatado que la parte argentina de Patagonia está mucho más preparada para el turismo. Es cierto que hay extorsiones denunciables como el monopolio para navegar por los glaciares de El Calafate, hecho que solo por su naturaleza nos hizo descartar esa excursión, pero la excursión al glaciar Perito Moreno, por el contrario, está perfectamente organizada, aunque solo sea porque llevan años luz de ventaja a los chilenos en organizar estas historias. En Chile es un absoluto desastre todo. Las excursiones no son caras como en Argentina, aquí vuelven a ser ridículas y de vergüenza ajena. Para empezar cuestan más, y para terminar cuentas con guías que pasan de todo, únicamente centrados en su comisión, horarios que no se cumplen, explicaciones omitidas y lugares a los que se llega de noche, sin luz, para ver, obviamente, nada. Un despropósito total que demuestra que en Chile prima la pasta rápida sobre el buen servicio.
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Consideraciones Finales: Que Patagonia es preciosa queda fuera de toda duda. Lo mismo que merece la pena independientemente de su coste. Pero debes tener en cuenta tres factores vitales:
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1. El clima:

Te puede arruinar el viaje porque aquí no hay cultura ancestral inca o maya a visitar, solo paisajes que dependen de que te llueva o no. Y esto es territorio montañoso andino, donde las nubes vienen y van constantemente. Puedes tener mucha fortuna y disfrutarlo en otoño, como ha sido nuestro caso, o puedes venir y llover siete días seguidos en pleno verano, como ocurrió en Bariloche el pasado enero. Recuerda que siempre te quedará un bar o algún museo y tal para emplear el día pero, seamos honestos, nadie viene a Patagonia a visitar museos… y menos a soplar con estos precios.
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2. Las distancias:

Vas a perder días enteros en traslados y encima puede que ese día sea el único soleado de los últimos cinco. Sé flexible y donde preveas estar dos días, dale el doble porque quizás la conexión a tu próximo destino va a fallar, si no puedes porque tienes un límite bajo de días, busca otro destino. Así de claro. Hay lugares con paisajes como mínimo igual de alucinantes que cuestan una fracción y donde el clima está asegurado (Ladakh en meses de verano, que recuerde ahora por cercanía en el tiempo).
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3. El precio:

Como queda claro, un día perdido es una ruina en estos lares. Dobla el presupuesto porque lo vas a necesitar, y como te pliegues a las extorsiones de tour-operadores locales ya ni te cuento… Ten por garantizado que no te va a cuadrar todo lo que lleves planeado, y se hace una cuestión de pura lógica preparar un plan B a cada día para no sentir que tiras pasta a la basura.
La siguiente pregunta en voz alta es sencilla, ¿volvería? Pues en otras circunstancias y dentro de unos años, sin duda. Tengo la suerte de haber visto todo lo que deseaba a priori y, en realidad, eran todos los puntos de interés que creo que podían merecer la pena, como así ha sido. ¿Recomendaría esta zona? Indudablemente, no. Si estás aburrido de patear el mundo y tienes un capricho, pues puede que sí, de lo contrario creo que hay muchísimos lugares igual de hermosos y en los que la experiencia de viaje no va ser solo más gratificante, sino más económica. Lugares donde el clima está asegurado, la cordialidad de los locales también y todo lo relativo al bienestar del turista está garantizado.
Un último apunte, puestos sobre una balanza me quedo con el norte argentino-chileno. Creo que Salta y Jujuy en Argentina, como Atacama en Chile, son no menos espectaculares que Patagonia, no están reventados de turistas (con lo que la gente es más sociable y accesible) y aportan un equilibrio costo-belleza, ahora mismo, insuperable en ningún costado de Patagonia… buenos, quizás en la región de Aysén, que mi primo, además de compadre, Gustavo me había recomendado como de lo mejor de Chile pero que se ha quedado en el tintero porque no teníamos tiempo para llegar (lo repito, las distancias aquí obligan a perder demasiado tiempo). Quizás otra vez será, seguro que dentro de mucho tiempo.
Written by David Botas Romero
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