Volcán Osorno, quince «lucas»

Quince mil pesos (mil pesos es una «luca», coloquialmente) cuesta el tour a los saltos de Petrohué y, si tienes suerte, de paso te llevan al volcán Osorno con sus vistas de infarto. Podría escribir de los colonos alemanes y las ciento ochenta hectáreas de terreno que les regalaban por asentarse aquí, de cómo luego pasaron a ser cincuenta; de cómo los dos volcanes más conocidos y su violento despertar condicionan la vida y geografía local, tal y como demostró el volcán gemelo al Osorno, el Calbuco, en dos mil quince; de las incontables escamas de madera que forran las casas en Puerto Varas tal que «pescaíto» fresco, toda una cucada; de los miles de hectáreas que aquellos teutones despojaron de bosque original para crear campos de pasto para su ganado; de cómo cuatro lucas son un regalo para observar la potencia del agua en los saltos de Petrohué con el perfecto volcán Osorno de fondo de postal;…

Datos y más datos que solo servirían para clamar que Chile al fin, al fin en sentido literal porque mañana aguarda Perú, se ha mostrado vibrante con este par de turistas que nunca acabaron de entender algunos parámetros que gobiernan la vida (turística) de este país. Prometo que lo contaré todo, para bien y para mal, cuando la fatiga física y emocional no sea tan intensa y al día siguiente no toque madrugar tanto como nos toca mañana. Hoy suerte si duermo seis horas…