Lunes 3 de Febrero de 2020
Apuntalando un poco más allá
Si últimamente he estado un poco disperso con el tema de los vídeos, la razón (obvia) es que andaba buscando y rebuscando cómo cuadrar una nueva historia para verano. Sigo dándole vueltas a la idea del año sabático, no en vano estoy a la espera de que me confirmen en la uni un par de detalles que no me quedan muy claros. En todo caso, salga lo de la excedencia adelante o no, el asunto del verano está cerrado con dos viajes, pese a que la idea original era de tres. El primero será a Europa con la familia y, nada más regresar, enlazaré otro avión con rumbo India (área tibetana de Ladakh-Himachal Pradesh) y Tailandia hasta finales de agosto. El cuadro resumen queda a la izquierda de este texto.
Me da una pena infinita pero al final he dejado aparte otro viaje que quería hacer a Brasil en mayo por mil factores. Por tema de pasta (el año sabático me va a crujir), por distancias internas, por la fatiga que supone,… Vengo de cinco años muy jodidos, especialmente el pasado (una historia emocional tan salvaje que aún no he superado y me hunde en la miseria demasiados momentos), y, de resultas, me apetece estar relajado en entornos bien conocidos tras el tute que van a representar, lo inmediato, México y Colombia. Como ya garabateé en el anterior viaje de tres meses por Asia, catarsis deliciosa, ahora toca volver a aprender a viajar y valorar en su justa medida las emociones que ello regala. Entender la dimensión del camino y la infinita fortuna de poder aprender en cada uno de sus recodos. Se pierde tanta, tantísima autoestima, que nada como echarme de nuevo al mundo en la confianza imperecedera de que allí reencontraré lo que nunca jamás debí dilapidar. Seguir confiando en el corazón, porque jamás dejé de hacerlo pese a las hostias y (olvidadas) lecciones previas, será mi única redención.
No os olvideis,porfa,de compartir las aventuras de David.Gracias
