Mercerreyas

Fin de ruta japonesa: Kotohira y Marugame

Viernes, 13 de noviembre de 2015

Marugame

Marugame

He decidido parar en Marugame,

Último día de visitas por Japón en este segundo viaje, maravilloso pero agotador, que seguramente pronto me verá maquinando un tercer itinerario de regreso a la tierra del sol naciente para el próximo año o el siguiente. Tantísima felicidad me ha regalado esta vez. Con un día de perros, he echado la mañana visitando el famoso santuario Kompirasan, contando cómo, efectivamente, son casi ochocientas escaleras hasta su santuario central, y posteriormente, como me pillaba de camino de vuelta a Takamatsu,  ciudad hermanada con Donosti, para visitar su coqueto castillo. Ayer tarde, cuando al fin parecía que podría escribir un rato, me lié la manta a la cabeza para actualizar el portátil de Windows 7 a 8.1 y, de resultas, me dieron las dos de la mañana para solucionar una mierda de fallo de este ordenador Acer con el touchpad. A la una y media me veía como un idiota, actualizando la BIOS y modificando parámetros en ella, hasta que conseguí solucionarlo. El caso es que el ordenador ahora anda más fino, que es lo que buscaba, y confío que Corea del Sur me regale unos ratos de escritura… aunque visto el itinerario que llevo, aquello huele a un nuevo Japón en lo que se refiere a días cargados de visitas.

Echaré de menos esta tierra nipona toda vez que su gente sigue siendo una bendición por amabilidad y educación, y además sus rincones lo son de una belleza tremendamente cuidada y estética refinada al límite. Lo repito aquí pero es algo que ya dije en los vídeos anteriores de 2010: lo que China exportó a cascoporro a Japón en forma de religión o cultura, aquí ha sido depurado y embellecido hasta límites insospechados. El resultado, maravilloso, es un país de cultura única, de encuadre perfecto, salpimentado con un suave flujo de turistas y viajeros de perfil más cultural, de lectura y pretensión de comprensión de lo visto, de respeto en grado sumo a las costumbres locales, y gracias al cielo, un turismo muy alejado de pijochileros irrespetuosos que aquí ni asoman porque sabiendo cómo son los japoneses de estrictos con sus convicciones y valores habrían sido expulsados a ostias hacia ese sudeste asiático en el que fozan risueños, pasándose por la bisectriz qué opinen los locales de sus acciones. No ha habido escritura en el blog esta vez, pero sí una libreta llena de apuntes y anécdotas que, en cuanto pueda, pasaré a textos ya que en el próximo libro es seguro que incluiré dos o tres capítulos dedicados a estas tierras y a esta adorable gente.

Enlace al reportaje grafico.

Written by David Botas Romero
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