Jueves, 5 de junio de 2014
Para los nostálgicos, ahí les van unas instantáneas de Tayrona. Seguro que hace veinte años era distinto, mucho mejor, sin embargo ahora sigue gozando de unas playas divinas pero da la sensación de estar descuidado (los senderos), masificado (mucha gente dejando porquería desparramada) y un poco socarrado después de los nueve meses sin llover que llevan por aquí. Con franqueza, esperaba un poco más porque en el sudeste asiático hay millares de playas con agua tan o más cristalina y arena más fina, harina pura. Por cierto, coincidimos en Tayrona con una pareja de pasiegos asturianos que estaban acabando la carrera en Pereira y, al fin, conseguí que me explicaran por qué las chicas de Pereira se tumban cuando les dicen que se sienten, jajaja. Se lo cuento a la vuelta. Hoy ha hecho un día horrible, el cabronazo del lanzallamas no ha dado ni una décima de tregua. Mañana Ina vuelve al fondo del mar, yo saco unos planos de Santa Marta y, a la tarde, rumbo a Cartagena de Indias. Esto se acaba, snifff.
