Mercerreyas

Tour a Uyuni (día 3)

Miércoles, 21 de mayo de 2014

 Uyuni

Uyuni

 

Siendo capaz de abrumar el alma tras cada nube de polvo ocre y costosas bocanadas a cuatro mil metros de altitud, el itinerario que lleva hasta el Salar de Uyuni, y con él todos los lugares visitados en el tour de tres días enlazando Atacama con la localidad boliviana, se va a quedar largamente en la memoria como uno de los mejores circuitos a nivel paisajístico que se puedan realizar en el planeta. Incluso hay quien lo magnifica en foros sajones y le pone la etiqueta, pomposamente, de actividad a realizar una vez en la vida. Personalmente no es de mi gusto precintarme en un grupito turístico en el que el contacto con la gente local se limite a su servidumbre hacia nuevos turistas de viene y va, eso creo que ya ha quedado claro a estas alturas, pero la ilusión de Ina pesaba mucho y además es innegable, a tenor de las tres entradas seguidas que publico con una recopilación de imágenes, que el circuito, si acaso ya hipersaturado, es brutal de hermoso y cien por cien recomendable. Ya en Potosí, nuevo cambio de tercio para dejar atrás los paisajes (con franqueza: empezaba a estar hasta el gorro de lagunas de colores y flamencos) y entrar en la ruta colonial por este antiguo filón de metal argento para la Corona de Castilla. Hoy parece que nada queda de aquello, apenas unos santuarios que dejan entrever la gloria añeja de este lugar, justo lo que buscamos, y los restos de una mina, barrabasada y bochorno total en su turística forma actual, que gracias a Dios viene a certificar que la magia y carácter tan genuino como didáctico de Banska Stiavnica van a seguir siendo vírgenes por muchos años, en realidad tantos como distancia sideral le separa de este “Gringo Trail” que satura tanto como homogeniza y devora bolsillos. Después llegarán Sucre y Samaipata, un lugar este último del que espero mucho y del que cada vez más escucho nuevas recomendaciones que me lo dibujan como uno de los últimos fragmentos del Santo Grial de paz y tranquilidad con el que suspirar en tierras bolivianas.

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