Mercerreyas

Con Bangkok, apenas un recuerdo húmedo

Viernes 15 de Noviembre de 2019

Con Bangkok, apenas un recuerdo húmedo

Con la desesperación propia de un gato callejero, la emboscada que supone Bangkok a horas turbias pone de manifiesto el purgatorio agazapado en un bar de luces rojas. Y la penumbra se niega en redondo a esconder dónde se desborda otro vaso de espumosa cerveza que proclama lo húmedo de entrepierna. Con esa querencia propia del deseo aletargado pero vigilante, propio del genoma que desea la doble X. Con todo lo besado, ¿cómo simular que el amor odia al corazón arrebatado por la necesidad? Contrariado, le doy una vuelta a la duda frente a mí, ¿con qué amargura se empaña el pañuelo de papel que ya no posee barra de labios carmesí que borrar?

 
Con la abrasión maldita, aprendizaje erróneo, el deseo imperecedero se subasta a mayores bajo la certeza silenciada de que las victorias en lo moral son reclamo evaporado de un tiempo y presencia siempre insuficientes. Confieso que fui consciente desde el principio, por viejo y no por sabio, de que se gana la honestidad justamente en eso que se me reprocha desde hace casi once meses. ¿Con qué tipo de barbitúrico se puede restañar la cirrosis agresiva que mella cuando recuerda la fragancia de su saliva o, peor aún, la mía correteando por las esquinas imposibles de su ombligo? 


Con el punto álgido de aflicción, indiferente ante el dedo inquisitorial que señala y juzga, las arrugas trazadas con escuadra y cartabón del camino impreso que nunca hallaré sobre las hendiduras de sus ingles resultan ser las mías. Con cincel mellado, a contrapelo, muesca propia de un cerebro que ya ni puedo osar comprender en su índice, ¿con qué desatino enfermizo podría rememorar el jugo de néctar que se desparramaba en ellas hace escasas noches?

 
Contra pronóstico, de nueva mañana, Bangkok vuelve a descubrirme un templo soberbio llamado Wat Ratchabophit, situado junto al histórico Wat Suthat. Confiado a los pies de Buda, extrañamente feliz, ya no hay lugar a la duda que se me pudrió: con ella, ¿acaso mejor? No. Con ella, vacío en todo caso.

David Botas Romero

Viajero imparable

Blog matriz

No os olvideis,porfa,de compartir las aventuras de David.Gracias

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