Mercerreyas

Salamina, entre bahareque y palmas de cera

Domingo 8 de Marzo de 2020

Salamina, entre bahareque y palmas de cera


Total, que como ayer me líe con el colega Humberto (hoy ha venido a despedirme a la estación de buses porque su taller queda al lado), todo se me ha torcido un poco. Se me retrasó la hora de escribir la entrada, se me ha retrasado el madrugón, se me ha retrasado el bus que debía tomar a Manizales para empalmar otro a Salamina. Por si eso fuera poco, aquí las carreteras son una sucesión de curva tras curva en toboganes sin fin. Suma las continuas paradas de sube y baja de pasajeros y te encuentras con el detalle de que cubrir poco más de cien kilómetros toma cinco horas. No obstante, es tan maravilloso el paisaje de valles, cañones y vegetación esmeralda blasonada por flores versicolor, que uno desearía que la ruta no terminara jamás.

 
A Salamina, a tenor de lo descrito, he llegado a las cinco de la tarde. Lo justo para encontrar un hotel majo y tomar un par de fotos con las últimas horas del sol. Recuerda muchísimo a Marsella en lo estático, pero más frenético en lo social. No sé si igual de hermoso, lo que sí tengo claro es que aquí cerca se esconde otro reducto de palma de cera, el soberbio árbol nacional de Colombia cuya imagen más conocida se da en el Valle de Cocora, allá en el Quindío. Aquel lo visité en dos mil catorce y, precisamente porque me han llegado noticias de lo masificado que ya está, preferí buscar una alternativa antes que regresar. Ésa era mi razón de alcanzar este lugar, y mañana os lo cuento.



El Autor

David Botas Romero

Viajero imparable

Blog matriz

No os olvideis,porfa,de compartir las aventuras de David.Gracias