Jueves 30 de Abril de 2020
¡Equilicuá!
«Es la mente de un ser humano, no sus amigos o enemigos, la que le/la lleva por los caminos del mal». Buda
«Enséñale a tu hijo independencia doméstica para que busque una compañera y no una sirvienta»
Y, especialmente, enséñale el valor de la independencia emocional; a confiar, a creer solo en su propio corazón y a no depender de nuestro cerebro atribulado por factores externos. Enséñale que sumisión y servidumbre son vasallajes de la Edad Media. El amor, por fortuna, equivale a otras maravillas COMPARTIDAS que siempre parten del corazón, que palpitan con brío estando cimentadas en el respeto infinito a la naturaleza singular por especial de cada uno/a. Para ellas y para ellos, por experiencia propia lo digo… «Yo he de ser tu prioridad absoluta». Es una frase que me ha martilleado el alma durante demasiado tiempo, que se me repetía en nombre del amor. ¿Qué clase de amor? ¿Alguien se imagina, en nuestros días, a un hombre exigiendo esto, con la cotidiana constancia del segundero, a su pareja angustiada? Él solo se definiría a sí mismo… Hasta los mismísimos cojones de machismo atávico y de feminismo henchido de soberbia y/o necesidad de subordinación masculina. Por una sociedad igualitaria, donde las relaciones de toda índole sean equilibrios perfectos entre respeto, amor y comprensión mutua: sin pisar ni dejarse pisar.
P.S. No tiene nada que ver con el blog, pero siento que debía decirlo. Ha sido un pálpito. Ahora sí que viene lo más duro.
