China, un viaje esencial

China, con su naturaleza desbordada y su infinito patrimonio cultural, volvió a ser, por sexta vez, una tabla de salvación para mi espíritu atribulado. Siempre un desafío por la incapacidad de comunicación (allí eres sordo y mudo), el gigante rojo avanza a pasos tan agigantados que la logística, antaño un nuevo dolor de cabeza para cuadrar conexiones, ahora es una brisa de verano gracias al tren de alta velocidad. Obviamente esto supone una mejor gestión del tiempo y una libertad mucho mayor a la hora de decidir qué lugares visitar. Guizhou con la belleza de rostros ajados en Zhaoxing o la magia de Zhenyuan; Chongqing con Dazu como mayor gloria; Xian y sus guerreros milenarios; Gansu y su naturaleza apabullante trufada de templos atmosféricos al límite; la vieja senda tibetana desde Xiahe a Songpan; el embrujo espectacular del norte de Sichuan con Mounigou en plan estrella; Chengdú y sus osos panda; Leshan y su Buda ciclópeo… Todo eso y mucho más viene recogido en estos cuatro documentales, siempre unidos a mi cuaderno de bitácora narrado a viva voz, en un país al que cada vez es más difícil acceder (lo de conseguir un visado empieza a ser una tortura además de su precio ridículo) y que, mucho me temo, después de la crisis de la pandemia solo puede empeorar, cerrándose sobre sí mismo aún más. Habrá un séptimo viaje cuando la situación amaine, que nadie lo dude. 

Noventa documentales hasta aquí, muchísimos viajes y vivencias, más de cinco años acumulados de entre los últimos quince rodando por el planeta, cuatro libros en la estantería y un quinto que llama con entusiasmo a mi puerta,… Como bien dice Alma, basta con leer un solo párrafo de lo que escribo, de mi verborrea hueca, engreída, barata y autocomplaciente, para saber qué y cuánto representa el viajar en mi corazón. Tantas despedidas como hostias se ha llevado por avatares de la vida o la incomprensión más absoluta. Parece que Europa gana peso para septiembre. Abre Nepal, abre Costa Rica,… Hay opciones pero no sé hasta qué punto como para enlazar tres meses de ruta. Lo decidiré de víspera y no porque lo desee así, sino porque la situación es tan volátil que es imposible adelantar nada más allá de lo soñado. Paciencia.